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Preparación para recibir la Eucaristía Imprimir
 
Cada día que pasa se hace más necesaria la preparación para recibir al
Señor, con un corazón puro, ya que Él es la Suma Pureza. Precisamente porque Él nos ama como somos, necesitamos amarle "como Él es" y prepararnos para recibirle "como Él quiere".
  
PREPARACION PARA RECIBIR LA EUCARISTÍA

Creo, Señor, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar y en todos los Sagrarios del mundo. Te amo, sobre todas las cosas, y deseo recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón y como si estuvieras conmigo me abrazo y me uno a Ti, no Te apartes de mí.

Te adoro, Señor, desde el abismo de mi miseria, Te doy gracias por todos los beneficios recibidos de Ti, especialmente por Tu Infinita Misericordia para conmigo y por Tu presencia real en este Sacramento de Amor y Te pido perdón por todos mis pecados y faltas:

No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo, que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno, tan temido,
para dejar, por eso, de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una Cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu Cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu Muerte.

Muéveme, al fin, tu Amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera.

Dame, Señor, Tu Gracia, para que TODO cuanto yo haga en este día sea puramente ordenado en servicio y alabanza de Tu Divina Majestad.

Acto de Fe
Señor Mío Jesucristo, creo con toda mi alma que estás realmente presente en el Sacramento del Altar. Lo creo porque Tú lo has dicho - Tú, a Quien adoro como la Verdad Suprema. Hablándote en la Sagrada Hostia, declaro con San Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo."

Acto de Adoración
Yo Te adoro y reconozco como mi Creador, Señor, Redentor, y mi Bien supremo y único.

Acto de Esperanza
Oh, Señor, yo espero que como Tú Te has dado a mí en este Sacramento Divino, ejercitarás Tu misericordia y me concederás las gracias que necesito a fin de alcanzar más fácilmente el Paraíso.

Acto de Amor
Oh Señor, Te amo con todo mi corazón y sobre todas las cosas porque Tú eres mi Dios, digno de ser amado infinitamente. Perdóname por haberte amado tan poco hasta ahora. Quisiera amarte con el ardor de los Serafines y con el corazón de María Inmaculada, Tu Madre y la mía. Por causa Tuya, Oh Jesús, deseo amar a mi prójimo como a mí mismo.

Acto de Humildad
Oh Señor, yo no soy digno de recibirte, mas dí tan solo una palabra, y mi alma quedara curada.

Acto de contrición y dolor de los pecados y faltas
Antes de acercarme a Tí, Oh Jesús, Te pido una vez más me perdones mis pecados. Tú me has amado tanto que hasta has muerto por mí, y yo he sido tan malvado y te he ofendido un sin fin de veces. ¡Ten piedad de mí! ¡Perdóname! Por Tu gracia, borra de mí toda mancha de pecado. Deseo acercarme a Tí con una pureza angelical para poder recibirte dignamente.

Deseo de recibir a Jesús Eucaristía
Dios mío, ven a mi alma para que la puedas hacer santa. Dios mío, ven a mi corazón y purifícalo. Dios mío, entra en mi cuerpo para conservarte y para que yo nunca me separe de Tu amor. Destruye todo lo que veas en mí que no sea digno de Tu presencia y pueda obstruir Tu gracia y Tu amor.

Nota:
Ten en cuenta que dentro de unos pocos minutos Jesús estará en ti. Este es el momento más grande y hermoso de tu día. Prepárate bien. Presenta a Jesús un corazón ardiente de amor y deseo por El. Sé completamente consciente que no mereces tan gran favor, y no vayas a la Comunión con tu alma manchada de pecado mortal. Trata de recibir la Sagrada Comunión durante la Misa, pero si no es posible, recíbela fuera de Misa a fin de que no te pases un día sin recibir a Jesús. Recuerda que una Comunión ferviente 1) preserva y aumenta en tí la gracia santificante; 2) te borra los pecados veniales; 3) te protege para que no caigas en pecado mortal; 4) te trae consuelo y ayuda, con un aumento de caridad y esperanza para la Vida Eterna.

MARÍA, Madre de Jesús, danos Tu Corazón, tan hermoso, tan puro, tan inmaculado, Tu Corazón... tan lleno de amor y de humildad, para que deseemos a Jesús de tal manera que seamos capaces de recibirle en el Pan de Vida y le amemos como Tú le amas y le sirvamos en los más Pobres de los Pobres.

MARÍA, Madre de Jesús, sé Madre para nosotros ahora.

MARÍA, Madre de Jesús, ayúdanos a ser puros y humildes como Tú, porque queremos ser santos y agradar a la Santísima Trinidad como Tú lo hiciste y haces ahora.
(Beata Teresa de Calcuta)

ORACIÓN DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de la misericordia, como ciego a la luz de la claridad eterna y como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.

Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguera, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Ángeles, al Rey de reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.

Haz, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y Sangre de Jesús, sino también la virtud y gracia del sacramento. ¡Oh benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incoporarme a su Cuerpo Místico y contarme como a uno de sus miembros.

¡Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual deseo recibir ahora encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo verle por siempre, descubierto y sin velo en la otra. El cual vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.


LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APOSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS


"Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía".
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía".
Por eso, cada vez que coméis este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva."



© 1993-2009 José Luís Elizalde